viernes, 17 de marzo de 2017
jueves, 16 de marzo de 2017
Santa Rosa de Lima
Nació el 20 de Abril de 1586 en Lima y
fue bautizada en la parroquia de San Sebastián el
25 de Mayo.
A los diez años de edad ayunaba a pan y agua,
colocaba maderos en su lecho y virutas y cañas en su almohada, utilizó cilicios para
mortificar su frágil cuerpo.
Desde pequeña mostró su vocación por ayudar a los
demás, a tal extremo que sus padres pretendieron apartarla de este santo camino
para buscarle un matrimonio conveniente,
nunca cedió a esas pretensiones.
En 1606 se hizo monja de
la orden terciaria de los dominicos.
Gozó de una gran reputación por la severa austeridad que practicó y por su
dedicación a la oración.
Edificó una ermita en
el huerto de su casa donde pasaba las horas orando, haciendo penitencia y
trabajos manuales.
Murió el 24 de agosto de 1617.
En el año 1671 fue canonizada por el papa Clemente
X, convirtiéndose así en la primera
santa de origen latinoamericano. Su festividad se
celebra el 30 de agosto.
San Martín de Porres
S |
Era hijo de un noble español, Don Juan de Porres y de una muchacha mulata, Ana Velazquez, de Panamá que residía en Lima. Martín fue bautizado en la Iglesia de San Sebastián, en la misma pila bautismal en que siete años más tarde lo sería Santa Rosa de Lima. Lo curioso de su bautismo, es que fue también un santo quien lo bautizó: el Arzobispo Santo Toribio de Mogrovejo.
Desde niño, fue muy generoso con los pobres, a los que daba parte del dinero cuando iba de compras o lo que ahorraba. Visitaba muy frecuentemente el templo con su madre. Cuando su padre, Gobernador de Panamá, lo reconoció a él y a su hermana, fueron a vivir juntos al Ecuador. Aprendió el oficio de barbero, el de cirujano y medicina general llegando a ser reconocido y admirado por su dominio en estas labores. Por el día, trabajaba. Por la noche, se dedicaba a la oración, casi al igual que Santa Rosa de Lima.
En 1594, entró como en la Orden de Santo Domingo de Guzmán bajo la categoría de "donado" al ser hijo ilegítimo, en el convento del Rosario de Lima. Convirtió el convento en un hospital. Recogía enfermos y heridos por las calles y los llevaba al convento. Algunos religiosos protestaron, pues infringía la clausura y la paz.
"La caridad está por encima de la clausura", contestaba Martín siempre que sus colegas le requintaban. También fundó el Asilo de Santa Cruz para cuidar ahí de niñas y niños.
En 1603 le fue concedida la profesión religiosa y pronunció los votos de pobreza, obediencia y castidad. Es muy probable que haya conocido a Santa Rosa de Lima aunque no hay algún sustento de lo que puedan haber conversado durante sus encuentros.
Lo que más se recuerda en la Ciudad de Lima son sus numerosos milagros. A veces se trataba de curaciones instantáneas, en otras bastaba tan sólo su presencia para que el enfermo desahuciado iniciara un sorprendente y firme proceso de recuperación. Muchos lo vieron entrar y salir de recintos estando las puertas cerradas. Todos, grandes señores y hombres sencillos, no tardaban en recurrir al socorro del santo mulato: "yo te curo, Dios te sana" decía San Martín. Sin moverse de Lima, fue visto sin embargo en China y en Japón animando a los misioneros que estaban desanimados.
A la edad de 60 años, Fray Martín de Porres, cae enfermo sabiendo que ya era hora de encontrarse con el Señor. La noticia se expandió rápido por toda la Ciudad de los Reyes con lo que todo el pueblo estuvo conmovido y todos en la calle lloraban. Tal era la veneración hacia este mulato, que el mismísimo Virrey Luis Jerónimo Hernández de Cabrera, Conde de Chinchón, fue a besarle la mano cuando se encontraba en su lecho de muerte. Sufrió ataques del demonio, pero sintió el consuelo y compañía de la Virgen quien según él, estaba a su lado mientras agonizaba.
El 3 de noviembre de 1639 fallece en la Ciudad de los Reyes, capital del Virreinato del Perú. Su muerte causó aún más conmoción en la ciudad. Gregorio XVI lo declaró Beato el 1837. El Santo de la Escoba fue canonizado por el Papa Juan XXIII en 1962.
agustin
San Agustín de Hipona.
Agustín de Hipona considera que el objetivo de la filosofía es conocer la verdad única. Se llega a ella mediante la fe y la razón, utilizando la filosofía platónica. Es heredero de la Patrística e iniciador de la Escolástica, corriente filosófica cristiana que pretende explicar racionalmente la doctrina cristiana.
El ser humano es un alma encerrada en un cuerpo. Para Agustín hay dos grados de realidad: Dios, que es realidad inmutable, y lo creado, que es realidad mudable y cambiante. Pero el ser humano es una realidad intermedia: con la razón se comunica con Dios y dirige su cuerpo.
Siguiendo a Platón, el conocimiento sensible no lleva a la verdad. Solo es conocimiento verdadero, el conocimiento universal, necesario e inmutable, y ese solo está en Dios. Por tanto, aunque el ser humano llegue a conocer “algo”, sólo llegará a lo verdadero con ayuda de Dios, esto es, iluminado por Dios (Teoría de la Iluminación)
Ya hemos dicho que la realidad es Dios y lo creado. Para demostrar la existencia de Dios propone tres pruebas: 1. El “orden del universo” constata que hay un Ser Ordenador, Dios.
2. Todos los seres humanos creen en algún Dios, hay un “consenso” de todos los seres humanos sobre la existencia de Dios.
3. El ser humano conoce verdades inmutables, eternas y necesarias, que no ha producido él, sólo pueden provenir de Dios, que se las da (las ilumina) al ser humano .
2. Todos los seres humanos creen en algún Dios, hay un “consenso” de todos los seres humanos sobre la existencia de Dios.
3. El ser humano conoce verdades inmutables, eternas y necesarias, que no ha producido él, sólo pueden provenir de Dios, que se las da (las ilumina) al ser humano .
La ética de san Agustín tiene tres partes: la felicidad, que no la encuentra el hombre en sí mismo, sino en Dios; el libre albedrío, capacidad de poder obrar rectamente; y el mal, que es el alejamiento de Dios.
Para defender a los cristianos, acusados por algunos romanos de ser los causantes con su religión de la caída del Imperio Romano y el abandono de los dioses tradicionales, Agustín escribe La Ciudad de Dios, primera reflexión sobre filosofía de la historia: según él, en toda sociedad hay dos “ciudades”, la de aquellos que se aman a sí mismos y se alejan de Dios, y la de aquellos que aman a Dios, y forman la ciudad de Dios. La historia es la lucha entre esas dos “ciudades”.
S |
viernes, 3 de marzo de 2017
SAN ESTEBAN
SAN ESTEBAN, DIÁCONO Y PRIMER MÁRTIR DE LA IGLESIA
Esteban era de origen judío. Dio honra a su nombre coronando su vida con el martirio.
Se le llama "protomártir" porque tuvo el honor de ser el primer mártir que derramó su sangre por proclamar su fe en Jesucristo. Se desconoce por completo su conversión al cristianismo. La S. Biblia se refiere a él por primera vez en los Hechos de los Apóstoles. Narra que en Jerusalén hubo una protesta de las viudas helenistas (de origen griego). Las viudas decían que, en la distribución de la ayuda diaria, se les daba mas preferencia a los que eran de Israel, que a los pobres del extranjero. Cuando esa comunidad creció, los apóstoles, para no dejar su labor de predicar, confiaron el servicio de los pobres a siete ministros de la caridad llamados diáconos (que significa "ayudante", "servidor", grado inmediatamente inferior al sacerdote). Estos fueron elegidos por voto popular, por ser hombres de buena conducta, llenos del Espíritu Santo y de reconocida prudencia. Los elegidos fueron Esteban, Nicanor y otros. Esteban además de ser administrador de los bienes comunes, no renunciaba a anunciar la buena noticia. La palabra del Señor se difundió y el número de discípulos se multiplicó extraordinariamente en Jerusalén; también un gran número de sacerdotes se sometieron a la fe.
Esteban hablaba de Jesucristo con un espíritu tan sabio que ganaba los corazones y los enemigos de la fe no podían hacerle frente. Al ver los ancianos la influencia que ejercía sobre el pueblo, lo llevaron ante el Tribunal Supremo de la nación llamado Sanedrín y, recurriendo a testigos falsos que lo acusaron de blasfemia contra Moisés y contra Dios. Estos afirmaron que Jesús iba a destruir el templo y a acabar con las leyes, puesto que Jesús de Nazaret las había sustituido por otras. Todos los del tribunal, al observarlo, vieron que su rostro brillaba como el de un ángel. Por esa razón, lo dejaron hablar, y Esteban pronunció un poderoso discurso recordando la historia de Israel.
Se le llama "protomártir" porque tuvo el honor de ser el primer mártir que derramó su sangre por proclamar su fe en Jesucristo. Se desconoce por completo su conversión al cristianismo. La S. Biblia se refiere a él por primera vez en los Hechos de los Apóstoles. Narra que en Jerusalén hubo una protesta de las viudas helenistas (de origen griego). Las viudas decían que, en la distribución de la ayuda diaria, se les daba mas preferencia a los que eran de Israel, que a los pobres del extranjero. Cuando esa comunidad creció, los apóstoles, para no dejar su labor de predicar, confiaron el servicio de los pobres a siete ministros de la caridad llamados diáconos (que significa "ayudante", "servidor", grado inmediatamente inferior al sacerdote). Estos fueron elegidos por voto popular, por ser hombres de buena conducta, llenos del Espíritu Santo y de reconocida prudencia. Los elegidos fueron Esteban, Nicanor y otros. Esteban además de ser administrador de los bienes comunes, no renunciaba a anunciar la buena noticia. La palabra del Señor se difundió y el número de discípulos se multiplicó extraordinariamente en Jerusalén; también un gran número de sacerdotes se sometieron a la fe.
Esteban hablaba de Jesucristo con un espíritu tan sabio que ganaba los corazones y los enemigos de la fe no podían hacerle frente. Al ver los ancianos la influencia que ejercía sobre el pueblo, lo llevaron ante el Tribunal Supremo de la nación llamado Sanedrín y, recurriendo a testigos falsos que lo acusaron de blasfemia contra Moisés y contra Dios. Estos afirmaron que Jesús iba a destruir el templo y a acabar con las leyes, puesto que Jesús de Nazaret las había sustituido por otras. Todos los del tribunal, al observarlo, vieron que su rostro brillaba como el de un ángel. Por esa razón, lo dejaron hablar, y Esteban pronunció un poderoso discurso recordando la historia de Israel.
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